
La prueba escolar
PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos, de la OCDE -
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) es una prueba de 2
horas de duración que se viene aplicando cada tres años, desde el año 2000, a
estudiantes de 15 años de edad para medir competencias en tres áreas: lectura,
matemáticas y ciencias. Se aplica a jóvenes de 15 años considerándose que a esa
edad están próximos a concluir la educación establecida como obligatoria en la
mayoría de países de la OCDE.
La prueba está
diseñada en principio para los países miembros de la OCDE y ha venido
ampliándose a países no miembros. (Chile y México son, en América Latina, los
únicos países miembros de la OCDE).Los resultados de la prueba aplicada en 2009
reiteraron fundamentalmente lo que ya sabíamos por anteriores pruebas PISA -
excepto por un tema nuevo, la lectura digital - así como por otros estudios y
otras pruebas aplicadas a alumnos en sistemas escolares a nivel nacional,
regional e internacional. 65 países participaron en PISA 2009, 10 de ellos de
América Latina y el Caribe: Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile,
México, Panamá, Perú, Trinidad y Tobago, y Uruguay.
El énfasis de PISA
2009 fue la lectura. La competencia de lectura digital se midió en 19 países:
16 de la OCDE (Australia, Austria, Irlanda, Bélgica, Chile, Dinamarca, Francia,
Hungría, Islandia, Japón, Corea, Nueva Zelanda, Noruega, Polonia, España y
Suecia) y 3 países no OCDE (Colombia, Hong Kong-China y Macao). Los dos países
latinoamericanos - Chile y Colombia - se ubicaron en los dos últimos lugares.
Corea del Sur y
Finlandia se ubicaron en los dos primeros lugares de la prueba, seguidas de
Hong Kong-China, Singapur, Canadá, Nueva Zelanda y Japón. La provincia de
Shanghai, en China, participó por primera vez en PISA y obtuvo el puntaje más
alto en lectura, así como en matemáticas y ciencias.
Seis grandes
conclusiones se derivaron de PISA 2009:
1.
La pieza clave de la calidad de la educación en el medio escolar continúan
siendo los maestros
"Ningún
sistema educativo puede superar la calidad de sus maestros", concluía en
2008 el Informe McKinsey - “Cómo hicieron los sistemas educativos con mejor
desempeño del mundo para alcanzar sus objetivos” - tomando como base los resultados
de PISA, y recomendaba al respecto: conseguir a las personas más aptas para
ejercer la docencia; desarrollarlas hasta convertirlas en docentes eficientes;
y garantizar que el sistema sea capaz de brindar la mejor educación posible a
todos los estudiantes.
2.
Más inversión en educación no asegura mejor educación
Sabemos hace mucho
que la solución a los problemas escolares no pasa solo ni necesariamente por
más dinero y que esto es cierto tanto para los países pobres como para los
ricos. Los resultados de PISA confirman que (a) los recursos financieros son
condición necesaria, pero no suficiente, para lograr un buen sistema escolar;
(b) no importa solo cuánto, sino sobre todo en qué y cómo se gasta. (Agrego,
por mi parte: importa también de dónde provienen los dineros: aporte de las
familias, fondos previsionales, endeudamiento externo, empresa privada,
multinacionales, explotación de reservas naturales, etc.).
Según se desprende
de PISA, apenas un 20% de los resultados guarda relación con la cantidad de
dinero invertido en la educación escolar. Países con presupuestos educativos
más altos no son necesariamente los mejor ubicados en los ránkings elaborados a
partir de dichas pruebas. Estados Unidos invierte mucho más por alumno que
varios de los países con los que compite y que se ubican en los primeros
lugares en las pruebas internacionales, notablemente en matemáticas. México es
el país que más invierte en educación entre los países que integran la OCDE y
se ubica a la cola por sus resultados en dichas pruebas. Los indicadores
tradicionales "% del PBI destinado a la educación" o "gasto por
alumno" son por ende insuficientes y engañosos; requieren acompañarse de
otros indicadores que den cuenta de la eficiencia, la calidad, la pertinencia y
la transparencia del gasto.
"El dinero por
sí solo no puede comprar un buen sistema educativo. Los países y economías que
mejor rendimiento tienen son aquellos que creen – y actúan en consecuencia –
que todos los chicos pueden tener éxito en la escuela. Entre las economías más
fuertes, aquéllas que priorizan la calidad de los profesores sobre el tamaño
más pequeño de las clases tienden a obtener mejor rendimiento. Respecto al
dinero y la educación la pregunta no es ¿cuánto? sino ¿para qué?".
3.
Más tiempo dedicado a la enseñanza no garantiza mejores resultados escolares
Hay países con
calendarios y jornadas escolares extensas que obtienen resultados más bajos en
las pruebas que otros con calendarios y jornadas más cortos. Finlandia es el
país con menos horas de clase entre los "países desarrollados" y el
que mejores puntajes obtiene históricamente en PISA, muy por encima de España,
con más horas de clase al año. México es el país que más tiempo escolar
desperdicia entre los países de la OCDE. Asimismo, más años de escolaridad no
aseguran necesariamente mejores niveles de conocimiento de la población, como
lo muestra claramente el caso de México.
Un país con más
altos niveles de escolaridad, en definitiva, no necesariamente es "más
educado". Lo que importa es para qué, en qué, dónde y cómo se usa el
tiempo y no meramente cuánto (duración de la clase, de la jornada escolar, del
año escolar, de años de escolaridad, etc.). Por otra parte, acceder a educación
preescolar aparece en general asociado a mejores resultados en las pruebas,
especialmente en lectura, pero no cualquier educación preescolar sirve: su
calidad es fundamental.
Queda confirmado
asimismo que la repetición escolar es inútil como estrategia para asegurar el
aprendizaje y muy costosa para los sistemas escolares y los países.
4.
Incrementar los salarios docentes parece tener impacto positivo
Los países que
avanzaron en los puntajes desde la anterior prueba PISA tienen en común el
haber incrementado los salarios docentes, junto con mayor atención dedicada a
la situación general de los docentes, incluidos sus saberes y su satisfacción
laboral. Incrementar los salarios docentes parece ser más eficaz que reducir el
número de alumnos por clase (no obstante, como es obvio, "el tamaño de la
clase parece ser más importante en los primeros años de escolarización que a
los 15 años").
5.
La condición socioeconómica de los alumnos es el factor que más incide en sus
resultados escolares
Los bajos
resultados coinciden en gran medida con factores como el ingreso familiar y el
nivel educativo de los padres, mostrando así el impacto intergeneracional de la
pobreza y de la educación y, por ende, la necesidad de:
(a) intervenciones
integrales, que no se limiten a la política educativa-escolar sino que apunten
a mejorar las condiciones de vida de las familias y de toda la sociedad; y (b) asumir
de manera integrada la educación de niños, jóvenes y adultos dentro y fuera del
sistema escolar y a lo largo de la vida.
6. Los problemas de la lectura impresa se
arrastran a la lectura en pantalla. Los jóvenes leen mejor en el papel. La
navegación y la lectura digital muestran serias debilidades incluso en países
donde los jóvenes de 15 años tienen acceso a computadora e Internet tanto en el
colegio como en el hogar
La mayoría (94%) de
los estudiantes en los países de la OCDE tiene computadora en su casa. Corea
del Sur obtuvo los mejores puntajes, tanto en lectura impresa como en lectura
digital. Los países europeos, incluidos los nórdicos que han tenido siempre
resultados destacados en PISA, aparecieron rezagados en este campo.
En la mayoría de
países, los jóvenes leen mejor los textos impresos que en la pantalla. Los
problemas de compresión lectora en el mundo impreso se extienden al mundo
digital. Tener computadora e internet en el hogar contribuye a un mejor manejo
de estas herramientas y a una mejor competencia en lectura digital que cuando
el acceso se da en el colegio. En definitiva: las condiciones para aprender a
usar la TIC y para usarlas efectivamente son mejores en el hogar que en la
escuela. Muchos factores deben sin duda explicar este hecho. No obstante, los
gobiernos se están esmerando y apurando en dotar computadoras e internet a las
escuelas, sin pensarlo dos veces; ¿cuántos
países están optando por facilitar el acceso en el hogar, para uso de los
estudiantes y de toda la familia?
El uso frecuente de
la computadora (todos los días), tanto en la escuela como en el hogar, no
aparece asociado a mejores resultados sino al contrario; tanto el exceso en el
uso como el no uso tienen, en definitiva, impactos negativos. Las mujeres están
mejor posicionadas que los hombres. En la última década ha bajado el porcentaje
de jóvenes de 15 años que leen por placer (de 69% en 2000 a 64% en 2009). En
general, las dos últimas pruebas PISA (2006 y 2009) no muestran una correlación
entre uso de tecnologías y mayor aprendizaje.
Cabe entonces
preguntarse y volver a preguntar:

La tan mentada
necesidad de políticas "basadas en evidencia" no se lleva a la
práctica, no por falta de evidencia, sino por sobra de los mismos problemas
estructurales: la desestimación del valor de la información y el conocimiento
para la toma de decisiones y la gestión a todos los niveles; el divorcio entre
investigación-evaluación y diseño de políticas; la falta de voluntad
político-técnica y de responsabilidad social de quienes toman tales decisiones;
las debilidades de una academia y de un periodismo investigativo y crítico
capaz de comprender y acercar a la ciudadanía los resultados de estudios y
evaluaciones fundamentadas; y el desinterés de una ciudadanía que sigue
asumiendo "las políticas" como reino de expertos y de cúpulas, y que
no activa su derecho ciudadano para informarse adecuadamente y para exigir otra
clase de políticos, de políticas, de académicos y de medios de información.
NOTA:
A las mismas o similares conclusiones llega el estudio de The Economist (“The
Learning Curve: Lessons in Country Performance in Education”, Nov. 2012), el
cual compara resultados escolares de 40 países del mundo. En este análisis
comparativo (que toma en cuenta los resultados de PISA y otras pruebas
internacionales como TIMSS y PIRLS, además de la tasa de alfabetismo y la tasa
de graduación de la educación secundaria), prácticamente no hay novedades:
Finlandia aparece en primer lugar, seguida de Corea del Sur y de Hong Kong,
mientras los cinco países latinoamericanos incluidos en el análisis (Brasil,
México, Colombia, Argentina, Chile) se ubican a la cola.