jueves, 19 de julio de 2018

¿Por qué oímos ciertas canciones una y otra vez?




Desde que despertó nuevamente la fiebre por Luis Miguel, no puedo parar de oírlo. Parece que regresé a la adolescencia, pero, en realidad, la ciencia explica qué es lo que me pasa.
Necesito sus boleros. Los pongo a todo volumen mientras me baño. Los canto en la cabeza cuando camino por la calle. Pienso en ellos después de un día largo y estresante. Desde que Netflix empezó a transmitir la serie basada en la vida de Luis Miguel, el cantante mexicano conocido como ‘El sol de México’, me la paso tarareando “La puerta se cerró detrás de ti y nunca más volviste a aparecer, dejaste abandonada la ilusión que había en mi corazón por ti….”.  Estoy embarazada y creo que el niño va nacer romántico y cursi por mi culpa. Pero es que no puedo parar
Esta nueva obsesión me ha hecho pensar por qué hay días, semanas y hasta meses en los que nos volvemos adictos a una canción o a un artista. Porque a cualquiera al que le guste la música le ha pasado. Le damos ‘play’ sin que nos estorbe la repetición, sin que nos aburra, sin que nos dé pereza. ¿Por qué?
La música es una droga
El profesor de música Peter Vurst le explicó a Noisey que la música afecta los centros de recompensa de nuestros cerebros. Cuando oímos algo que nos gusta, tenemos un subidón de dopamina tan placentero que nos sentimos tentados a repetir la experiencia hasta la muerte. “Las personas a las que se les eriza la piel cuando oyen ciertas canciones tienen un aumento de dopamina, un neurotransmisor que es equivalente a una droga natural producida por el cerebro –explica Vurst–. Hay, no obstante, personas que no sienten absolutamente nada con la música. Se ha documentado que en ellas una canción no genera ninguna actividad en los centros de placer en ninguna medida”.
Así que todo depende de la persona. Pero si uno tiene un mínimo interés por la música, esta puede actuar en el cuerpo como cualquier otra adicción: a la comida, al trago, a las drogas…

La música despierta la nostalgia
"La música es la forma como creamos nuestra identidad personal –comenta Kenneth Aigen, director del programa de terapia musical en la Universidad de Nueva York, al Huffington Post–. Es parte de nuestra construcción de identidad. Algunas personas dicen que eres lo que comes. En muchas maneras, eres lo que tocas o lo que escuchas".
Yo crecí con Luis Miguel. Mi papá ponía sus discos mientras almorzábamos y los sábados en la tarde veíamos vídeos de sus conciertos. Recuerdo que todos lo observábamos hipnotizados: no solo era un rockstar guapísimo que llenaba su boca de palabras amorosas, sino que era talentoso y entregado. “Si Luis Miguel no controla ese vozarrón, se le va a acabar pronto”, decía mi abuela anonadada ante el desgaste del artista en el escenario.
Así que oír a Luis Miguel es recordar a mi papá, a mi mamá, a mi abuela y a mi hermano. Es revivir los fines de semana en familia. Es despertar la adolescente que hay en mí, dada a la melancolía y a disfrutar las historias de amor apasionadas y dramáticas.
Algunas canciones, según Pablo Ortiz –profesor de composición musical en la Universidad de California–, nos pueden conectar intensamente con el pasado. “Cada vez que oyes esa canción que escuchabas a los 15, la sensación que experimentabas en ese momento viene de regreso intacta –le cuenta el Huffington Post–. El sonido es suficientemente abstracto para ir directo a la zona de tu cerebro encargada de los sentimientos".
De esta manera, la música se convierte en una máquina del tiempo que permite que revivamos sensaciones y sentimientos placenteros que están en el pasado y que nos encantaría experimentar de nuevo.

La música puede ser enviciadora por estrategia
Los compositores tienen algo de científicos, porque han logrado descifrar qué necesita una canción para ser exitosa, para que queramos oírla en una emisora, justo después de haberla oído en otra. Tienen trucos que juegan con nuestro cerebro: aumentan el número de instrumentos cuando llegan al coro, suben el volumen en el momento de mayor intensidad, recurren a palabras que funcionan como ganchos en momentos estratégicos. Una canción pegajosa es fácil de seguir y cantar, y tiene la capacidad de llevarnos alto, soltarnos y recogernos justo cuando estamos a punto de golpearnos con el suelo.
Al oír una canción que te eleva, que es familiar y coherente (pasa de un sonido a otro que te esperas) querrás que nunca deje sonar.



jueves, 14 de junio de 2018

Setenta años de la teoría de Abraham Maslow


La teoría de 70 años sobre la motivación humana del psicólogo Abraham Maslow todavía tiene una fuerte influencia en el mundo. Pero, ¿qué es realmente? ¿Es correcta?
Existe un símbolo que se reproduce con frecuencia y que muchos creen tiene el secreto de la realización personal y el éxito en los negocios. Con frecuencia adopta la forma de una pirámide de dos dimensiones, pero también la hay en 3D y en forma de escalera. Aparece en cursos universitarios de psicología, aunque también puede estar en clases de otras carreras. En cursos de gerencia es tan inevitable como las galletas y los juegos de rol.
En 1943, el psicólogo estadounidense Abraham Maslow publicó un ensayo llamado "Una teoría para la motivación humana", en el cual decía que las personas tenían -en un orden particular- cinco tipos de necesidades. En la medida que se satisface un nivel de necesidad, se activa el deseo de cumplir el siguiente.
Primero, tenemos las necesidades básicas para el funcionamiento del cuerpo, que son comer, beber e ir al baño. Maslow también incluyó en este grupo las sexuales. Después le sigue un deseo de estar seguro, y también de asegurarse que en el futuro esas necesidades básicas estarán cubiertas. Lo siguiente es la necesidad de amor, amistad y compañía, en este nivel Maslow escribe que el individuo "incluso se puede llegar a olvidar que una vez, cuando tenía hambre, se había burlado del amor".
El paso siguiente trata sobre el reconocimiento, estatus y respeto social. Mientras que el último tramo, representado en el gráfico en la punta superior de la pirámide, Maslow lo etiquetó con el término psicológico de "autorrealización". Se trata de realización, hacer lo que te pusieron a hacer en este planeta. "Un músico debe crear música, un artista debe pintar obras, y poeta debe escribir, si quiere ser en última instancia feliz", escribió Maslow. "Lo que puede ser un hombre es lo que debe ser".
Si bien en el trabajo original no hubo pirámides o triángulos, en la actualidad se ilustra la jerarquía de necesidades de Maslow con este símbolo. Y a pesar que el ensayo fue escrito como pura psicología, su principal aplicación se encuentra en la teoría de gestión.
El lado humano
"No hay duda de que ha tenido una profunda influencia en la educación de management y prácticas de gestión", dice Gerard Hodkinson, psicólogo de la Escuela de Negocios de Warwick. "Uno de los puntos de vista es que, como gerentes, podemos dar forma a las condiciones que crean las aspiraciones de la gente". Los gerentes utilizan la jerarquía de Maslow para identificar las necesidades de su personal y ayudarlos a sentirse realizados, ya sea dándoles un proyecto personal, un título de cargo rimbombante o arreglos para que trabaje de forma flexible, de manera tal que puedan seguir sus intereses fuera del lugar de trabajo.

Jerarquía de Maslow un ejemplos en los  negocios
Nivel 5: Autorrealización Oportunidades para la creatividad y crecimiento personal, promoción
Nivel 4: Reconocimiento Cargo con un título  reconocimiento de logros
Nivel  3: Afiliación     Buena atmósfera de trabajo, supervisión amigable
Nivel 2: Seguridad     Condiciones de trabajo seguras, seguridad laboral
Nivel  1: Fisiología     Salario, ambiente de trabajo decente
En la segunda mitad del siglo XX, los jefes empezaron a darse cuenta que las expectativas de los empleados, sus sentimientos y necesidades tenían un impacto en su desempeño. En 1960, Douglas McGregor publicó "El lado humano de la empresa", el cual contrastó estilos de management tradicionales con el estilo centrado en las personas inspirado por Maslow. Fue un éxito de ventas.
Algunos gerentes empezaron a alejarse del contrato "puramente transaccional" con el personal de la empresa, en el cual recibían dinero a cambio de hacer un trabajo, para iniciar un complejo contrato "relacional", donde la empresa ofrecía oportunidades a un individuo para que se sintiera realizado, pero esperaba mucho más a cambio.
Bill O'Brien, presidente y jefe de Hanover Insurance, lo explicó muy bien en una entrevista publicada en 1990. "Nuestras organizaciones tradicionales están diseñadas para ofrecer los primeros tres niveles de la jerarquía de necesidades humanas de Maslow. Debido a que ahora estos están ampliamente disponibles a miembros de la sociedad industrial, nuestras organizaciones no ofrecen oportunidades significativamente únicas para crear lealtad y compromiso".
De acuerdo con Douglas Kenrick, de la Universidad Arizona State, el atractivo de la jerarquía de Maslow se puede explicar con el hecho de que refleja un patrón de crecimiento que observamos en los niños. "Tengo un niño de seis años y me di cuenta que cuando era un bebé no le importaba nada lo que dijeran los demás", cuenta Kenrick. "En la guardería empezó a preocuparse en hacer amigos, pero no le interesaba ganarse su respeto. Pero ahora que está en primer grado, puedes ver que empieza a pensar en las opiniones de sus amigos y qué estatus tiene para ellos".
Kenrick también piensa que la longevidad de la jerarquía de necesidades se puede explicar por la pirámide que vino a representarla, y que "recoge una idea complicada de una forma muy sencilla".
El reciente fenómeno de internet es una prueba de la durabilidad de la teoría de Maslow.
Es posible que las teorías de Maslow tengan seguidores hoy en día, incluyendo el hotelero y gurú de los negocios Chip Conley. Pero críticos pueden señalar decenas de ejemplos contrarios.
 ¿Qué hay del poeta hambriento? ¿O de la persona que se excluye de la sociedad para convertirse en un ermitaño? ¿O el montañista que ignora la seguridad en su determinación en hacer cumbre?
Enturbiando un poco las cosas, Maslow dijo que para algunas personas las necesidades pueden aparecer en un orden distinto o no aparecer del todo. Además, las personas sienten una mezcla de necesidades de distintos niveles al mismo tiempo, pero varía la intensidad.
Hay otro problema con el trabajo de Maslow. Margie Lachman, una psicóloga que trabaja en la misma oficina de la universidad Brandeis donde lo hizo Maslow, en Massachusetts, admite que su predecesor no ofreció evidencia empírica de su teoría. "Él quería tener la gran teoría, las grandes ideas, y quería que alguien más pusiera la prueba científica irrefutable. Esto nunca se materializó".
No obstante, tras la muerte de Maslow en 1970, los investigadores realizaron una investigación más detallada con encuestas de actitud y trabajos de campo probando la jerarquía de necesidades. "Cuando lo analizas, las cinco necesidades sencillamente no salen", señala Hodgkinson. "La estructura real de la motivación no encaja la teoría. Y eso ha originado mucha discusión y debate, por lo que como consecuencia han surgido nuevas teorías".
En 1972, Clayton Alderfer redujo de cinco a tres los grupos de necesidades, y los llamó "Existencia", "Parentesco" y "Crecimiento". Si bien los elementos de jerarquía permanecen, la teoría ERG (por sus siglas en inglés, Existence, Relatedness and Growth) sostiene que los seres humanos necesitan ser satisfechos en las tres áreas; si esto no es posible, sus energías se duplican en una menor categoría. Por ejemplo, si es imposible lograr un ascenso, un empleado puede hablar más con los colegas y obtener más del lado social de la oficina.

Borrando a Maslow
Maslow era un optimista que creía en las posibilidades del cambio. También han surgido otras teorías más sofisticadas. El triángulo de Maslow fue cortado, puesto patas arriba y desmembrado a diagramas de flujo. Hodgkinson cuenta que recientemente fue publicado un libro de negocios en donde no se menciona a Maslow, y que hay una campaña para que retiren de las siguientes ediciones de otros.
La falta de una evidencia sólida también ha empañado el estatus de Maslow dentro de la psicología. Pero como resultado, Lachman dice que la gente no ve que él fue el responsable de un gran cambio de enfoque dentro de la disciplina. "En realidad fue un innovador en su pensamiento", explica Lachman. "Él decía que no estábamos actuando en base a estos deseos incontrolables e inconscientes. Sino que el comportamiento no sólo estaba influenciado por premios y reforzamientos externos, pues habían estas necesidades y motivaciones internas".

Al contrario que psicoanalistas y conductistas que lo precedieron, Maslow no estaba interesado en enfermedades mentales. En vez de averiguar qué iba mal con la gente, quería descubrir qué iba bien con ellos. Esto abrió la puerta para movimientos que más tarde surgieron, como la psicología humanística y la psicología positivista. Un amigo de Maslow, el gurú de gerencia Warren Bennis, cree que la cualidad subyacente en todo el pensamiento de Maslow estuvo en su increíble optimismo sobre la naturaleza humana y la sociedad.
"Abe Maslow, un chico judío que creció siendo muy pobre, representó al Sueño Americano", explica Bennis. "Toda su psicología en realidad tenía que ver con posibilidad, y no con restricciones. Su metafísica era todo sobre la posibilidad del cambio, las posibilidades del ser humano de en verdad encajar en el modo democrático".



[1] William Kremer y Claudia Hammond  BBC, 2013

jueves, 24 de mayo de 2018

Reflexión sobre las pruebas PISA




Este texto se refiere a los resultados de la prueba PISA 2009 (con mención a las anteriores: 2000, 2003, 2006). Varias de estas conclusiones se repiten en informes posteriores de PISA. No obstante, sus recomendaciones siguen sin tenerse en cuenta en los países.
La prueba escolar PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos, de la OCDE - Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) es una prueba de 2 horas de duración que se viene aplicando cada tres años, desde el año 2000, a estudiantes de 15 años de edad para medir competencias en tres áreas: lectura, matemáticas y ciencias. Se aplica a jóvenes de 15 años considerándose que a esa edad están próximos a concluir la educación establecida como obligatoria en la mayoría de países de la OCDE.
La prueba está diseñada en principio para los países miembros de la OCDE y ha venido ampliándose a países no miembros. (Chile y México son, en América Latina, los únicos países miembros de la OCDE).Los resultados de la prueba aplicada en 2009 reiteraron fundamentalmente lo que ya sabíamos por anteriores pruebas PISA - excepto por un tema nuevo, la lectura digital - así como por otros estudios y otras pruebas aplicadas a alumnos en sistemas escolares a nivel nacional, regional e internacional. 65 países participaron en PISA 2009, 10 de ellos de América Latina y el Caribe: Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, México, Panamá, Perú, Trinidad y Tobago, y Uruguay.
El énfasis de PISA 2009 fue la lectura. La competencia de lectura digital se midió en 19 países: 16 de la OCDE (Australia, Austria, Irlanda, Bélgica, Chile, Dinamarca, Francia, Hungría, Islandia, Japón, Corea, Nueva Zelanda, Noruega, Polonia, España y Suecia) y 3 países no OCDE (Colombia, Hong Kong-China y Macao). Los dos países latinoamericanos - Chile y Colombia - se ubicaron en los dos últimos lugares.

Corea del Sur y Finlandia se ubicaron en los dos primeros lugares de la prueba, seguidas de Hong Kong-China, Singapur, Canadá, Nueva Zelanda y Japón. La provincia de Shanghai, en China, participó por primera vez en PISA y obtuvo el puntaje más alto en lectura, así como en matemáticas y ciencias.
Seis grandes conclusiones se derivaron de PISA 2009:
1. La pieza clave de la calidad de la educación en el medio escolar continúan siendo los maestros
"Ningún sistema educativo puede superar la calidad de sus maestros", concluía en 2008 el Informe McKinsey - “Cómo hicieron los sistemas educativos con mejor desempeño del mundo para alcanzar sus objetivos” - tomando como base los resultados de PISA, y recomendaba al respecto: conseguir a las personas más aptas para ejercer la docencia; desarrollarlas hasta convertirlas en docentes eficientes; y garantizar que el sistema sea capaz de brindar la mejor educación posible a todos los estudiantes.
2. Más inversión en educación no asegura mejor educación
Sabemos hace mucho que la solución a los problemas escolares no pasa solo ni necesariamente por más dinero y que esto es cierto tanto para los países pobres como para los ricos. Los resultados de PISA confirman que (a) los recursos financieros son condición necesaria, pero no suficiente, para lograr un buen sistema escolar; (b) no importa solo cuánto, sino sobre todo en qué y cómo se gasta. (Agrego, por mi parte: importa también de dónde provienen los dineros: aporte de las familias, fondos previsionales, endeudamiento externo, empresa privada, multinacionales, explotación de reservas naturales, etc.).

Según se desprende de PISA, apenas un 20% de los resultados guarda relación con la cantidad de dinero invertido en la educación escolar. Países con presupuestos educativos más altos no son necesariamente los mejor ubicados en los ránkings elaborados a partir de dichas pruebas. Estados Unidos invierte mucho más por alumno que varios de los países con los que compite y que se ubican en los primeros lugares en las pruebas internacionales, notablemente en matemáticas. México es el país que más invierte en educación entre los países que integran la OCDE y se ubica a la cola por sus resultados en dichas pruebas. Los indicadores tradicionales "% del PBI destinado a la educación" o "gasto por alumno" son por ende insuficientes y engañosos; requieren acompañarse de otros indicadores que den cuenta de la eficiencia, la calidad, la pertinencia y la transparencia del gasto.
"El dinero por sí solo no puede comprar un buen sistema educativo. Los países y economías que mejor rendimiento tienen son aquellos que creen – y actúan en consecuencia – que todos los chicos pueden tener éxito en la escuela. Entre las economías más fuertes, aquéllas que priorizan la calidad de los profesores sobre el tamaño más pequeño de las clases tienden a obtener mejor rendimiento. Respecto al dinero y la educación la pregunta no es ¿cuánto? sino ¿para qué?".
3. Más tiempo dedicado a la enseñanza no garantiza mejores resultados escolares
Hay países con calendarios y jornadas escolares extensas que obtienen resultados más bajos en las pruebas que otros con calendarios y jornadas más cortos. Finlandia es el país con menos horas de clase entre los "países desarrollados" y el que mejores puntajes obtiene históricamente en PISA, muy por encima de España, con más horas de clase al año. México es el país que más tiempo escolar desperdicia entre los países de la OCDE. Asimismo, más años de escolaridad no aseguran necesariamente mejores niveles de conocimiento de la población, como lo muestra claramente el caso de México.

Un país con más altos niveles de escolaridad, en definitiva, no necesariamente es "más educado". Lo que importa es para qué, en qué, dónde y cómo se usa el tiempo y no meramente cuánto (duración de la clase, de la jornada escolar, del año escolar, de años de escolaridad, etc.). Por otra parte, acceder a educación preescolar aparece en general asociado a mejores resultados en las pruebas, especialmente en lectura, pero no cualquier educación preescolar sirve: su calidad es fundamental.
Queda confirmado asimismo que la repetición escolar es inútil como estrategia para asegurar el aprendizaje y muy costosa para los sistemas escolares y los países.
4. Incrementar los salarios docentes parece tener impacto positivo
Los países que avanzaron en los puntajes desde la anterior prueba PISA tienen en común el haber incrementado los salarios docentes, junto con mayor atención dedicada a la situación general de los docentes, incluidos sus saberes y su satisfacción laboral. Incrementar los salarios docentes parece ser más eficaz que reducir el número de alumnos por clase (no obstante, como es obvio, "el tamaño de la clase parece ser más importante en los primeros años de escolarización que a los 15 años").
5. La condición socioeconómica de los alumnos es el factor que más incide en sus resultados escolares
Los bajos resultados coinciden en gran medida con factores como el ingreso familiar y el nivel educativo de los padres, mostrando así el impacto intergeneracional de la pobreza y de la educación y, por ende, la necesidad de:
(a) intervenciones integrales, que no se limiten a la política educativa-escolar sino que apunten a mejorar las condiciones de vida de las familias y de toda la sociedad; y (b) asumir de manera integrada la educación de niños, jóvenes y adultos dentro y fuera del sistema escolar y a lo largo de la vida.

6. Los problemas de la lectura impresa se arrastran a la lectura en pantalla. Los jóvenes leen mejor en el papel. La navegación y la lectura digital muestran serias debilidades incluso en países donde los jóvenes de 15 años tienen acceso a computadora e Internet tanto en el colegio como en el hogar
La mayoría (94%) de los estudiantes en los países de la OCDE tiene computadora en su casa. Corea del Sur obtuvo los mejores puntajes, tanto en lectura impresa como en lectura digital. Los países europeos, incluidos los nórdicos que han tenido siempre resultados destacados en PISA, aparecieron rezagados en este campo.
En la mayoría de países, los jóvenes leen mejor los textos impresos que en la pantalla. Los problemas de compresión lectora en el mundo impreso se extienden al mundo digital. Tener computadora e internet en el hogar contribuye a un mejor manejo de estas herramientas y a una mejor competencia en lectura digital que cuando el acceso se da en el colegio. En definitiva: las condiciones para aprender a usar la TIC y para usarlas efectivamente son mejores en el hogar que en la escuela. Muchos factores deben sin duda explicar este hecho. No obstante, los gobiernos se están esmerando y apurando en dotar computadoras e internet a las escuelas, sin pensarlo dos veces; ¿cuántos países están optando por facilitar el acceso en el hogar, para uso de los estudiantes y de toda la familia?
El uso frecuente de la computadora (todos los días), tanto en la escuela como en el hogar, no aparece asociado a mejores resultados sino al contrario; tanto el exceso en el uso como el no uso tienen, en definitiva, impactos negativos. Las mujeres están mejor posicionadas que los hombres. En la última década ha bajado el porcentaje de jóvenes de 15 años que leen por placer (de 69% en 2000 a 64% en 2009). En general, las dos últimas pruebas PISA (2006 y 2009) no muestran una correlación entre uso de tecnologías y mayor aprendizaje.
Cabe entonces preguntarse y volver a preguntar:
¿Para qué seguir haciendo estudios y evaluaciones que reiteran periódicamente lo que ya sabemos (salvo la novedad de la lectura digital)?. Y, sobre todo, ¿para qué si - como es usualmente el caso - las conclusiones y las recomendaciones que se derivan de dichos estudios y evaluaciones quedan en letra muerta, se ignoran o bien se interpretan de manera antojadiza o parcial y hasta se aplican al revés (claramente, el caso de España), retocando la inercia y quedando como principal preocupación de los gobiernos subir a como dé lugar puntajes y ránkings en la próxima prueba, asumiendo que allí se juega todo y que en eso consiste el "mejorar la calidad de la educación"?  
La tan mentada necesidad de políticas "basadas en evidencia" no se lleva a la práctica, no por falta de evidencia, sino por sobra de los mismos problemas estructurales: la desestimación del valor de la información y el conocimiento para la toma de decisiones y la gestión a todos los niveles; el divorcio entre investigación-evaluación y diseño de políticas; la falta de voluntad político-técnica y de responsabilidad social de quienes toman tales decisiones; las debilidades de una academia y de un periodismo investigativo y crítico capaz de comprender y acercar a la ciudadanía los resultados de estudios y evaluaciones fundamentadas; y el desinterés de una ciudadanía que sigue asumiendo "las políticas" como reino de expertos y de cúpulas, y que no activa su derecho ciudadano para informarse adecuadamente y para exigir otra clase de políticos, de políticas, de académicos y de medios de información.
NOTA: A las mismas o similares conclusiones llega el estudio de The Economist (“The Learning Curve: Lessons in Country Performance in Education”, Nov. 2012), el cual compara resultados escolares de 40 países del mundo. En este análisis comparativo (que toma en cuenta los resultados de PISA y otras pruebas internacionales como TIMSS y PIRLS, además de la tasa de alfabetismo y la tasa de graduación de la educación secundaria), prácticamente no hay novedades: Finlandia aparece en primer lugar, seguida de Corea del Sur y de Hong Kong, mientras los cinco países latinoamericanos incluidos en el análisis (Brasil, México, Colombia, Argentina, Chile) se ubican a la cola.

martes, 22 de mayo de 2018

Las emociones humanas son 27 (por lo menos), según nuevo estudio[1]


 Las emociones humanas pueden definirse como la reacción subjetiva a estímulos experienciales marcados por factores físicos y externos. Podrían describirse, en otras palabras, como las respuestas que tenemos con miles de términos semánticos frente a lo que nos pasa en el día a día –desde un recuerdo hasta un beso–, teniendo en cuenta nuestras condiciones primitivas, evolutivas, culturales y personales.
Desde Charles Darwin la ciencia se ha empeñado en entender su mecanismo, pero en las últimas cinco décadas, según recoge la Asociación Americana de Psicología, se ha logrado comprender, por ejemplo, que las emociones son la base de la motivación humana y que el lugar donde se reflejan es el rostro. Por medio de estudios de universalidad, se demostró que se dan por igual en todos, más allá del nivel académico, condiciones médicas o del contexto cultural; y que se producen espontáneamente. Incluso hay emociones compartidas con ciertos animales.
Estos hallazgos, dicen los psicólogos americanos, son impresionantes porque han sido hechos por investigadores de todo el mundo, en diferentes laboratorios, con diversas metodologías, teniendo en cuenta muchas culturas diferentes, y todos han coincidido en que hay siete emociones universales, que se manifiestan en expresiones faciales claras: enojo, desprecio, disgusto, miedo, alegría, tristeza y sorpresa.
Una nueva visión
Otras investigaciones apuntan más alto y aseguran que el espectro emocional no se limita exclusivamente a esas siete variantes. En concreto, un estudio reciente de científicos de la Universidad de California (Estados Unidos) señala que hay 27 categorías distintas de emociones, todas interconectadas. La investigación fue publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences y analizó las respuestas que más de 800 personas tuvieron luego de ver más de 2.000 videos emocionalmente llamativos, muchos de ellos virales o populares en internet.
Se partió desde la base de que el conjunto de estados emocionales capturados en estudios anteriores es demasiado estrecho para generalizar, a priori, la rica variedad de experiencias emocionales que las personas pueden vivir. En ese sentido, los autores apuntan que hay grupos o familias de emociones definidos por etiquetas prototípicas. Es decir que, por ejemplo, el enojo puede contener estados estrechamente relacionados, como irritación, frustración y rabia, que ocurren en situaciones similares. Pero esos estados no son islas, es decir, no se manifiestan en solitario, sino que se pueden vincular, a su vez, con distintos grupos emocionales.
Cómo fue el experimento
Dicho esto, se establecieron 34 categorías de emociones teniendo en cuenta la literatura científica previa: investigaciones sobre emociones positivas, como asombro, alegría, amor, deseo y emoción, e incluso las observaciones de Darwin sobre estados emocionales.

Luego se escogieron 2.185 videos cortos, de aproximadamente cinco segundos, que se recopilaron al consultar los motores de búsqueda y los sitios web de agregación de contenido y muestran una variedad de situaciones emocionales. “Los videos retrataron una gama excepcionalmente amplia de situaciones psicológicamente significativas, que incluyen nacimientos y bebés, bodas y propuestas, sufrimiento y muerte, arañas y serpientes, animales entrañables, ballenas y elefantes, arte y arquitectura, belleza natural y maravillas, desastres naturales, explosiones y guerra, heces y vómitos, reyertas físicas, actos sexuales, celebridades respetadas y odiadas, películas nostálgicas, apretones de manos incómodos, comida deliciosa, baile, deportes, accidentes y visitas de cierre, cirugías, acrobacias arriesgadas, soldados regresando a casa y muchos otros”, puntualiza el estudio.
Los participantes en el estudio debían ver al menos 30 de estos videos y después entregar sus juicios de estados emocionales provocados por cada pieza. Para esto se hicieron tres grupos: uno daba interpretaciones de respuesta libre, otro los calificó en términos del grado en que los hizo sentir y el último los ubicó de 1 a 12 en una escala de dimensiones afectivas. “Encontramos –gracias a un vasto proceso estadístico– que el 75 por ciento de los videos suscitó una concordancia significativa para al menos una categoría de emociones en los participantes”, menciona la publicación.
“No solo encontramos evidencia de variedades tradicionalmente poco estudiadas de emoción positiva, como la excitación, sino también las diferencias entre estados matizados, como las distinciones entre el amor romántico y el deseo sexual, interés y sorpresa, horror y miedo, y apreciación estética o belleza y sentimientos de asombro”, agrega el estudio liderado por Dacher Keltner, profesor y experto en la ciencia de las emociones.
Al final, las 27 categorías resultantes fueron admiración, adoración, apreciación estética, regocijo, ansiedad, asombro, incomodidad, aburrimiento, júbilo, calma, confusión, antojo, indignación, dolor rotundo, embelesamiento, envidia, excitación, temor, terror, interés, disfrute, nostalgia, romance, tristeza, satisfacción, deseo sexual y compasión.
El mapa que se construyó
Los investigadores crearon este mapa multidimensional, interactivo que revela que las 27 emociones están interconectadas. Allí se pueden apreciar los videos que incluyeron en el experimento y las reacciones a cada uno. Para verlo, haga clic aquí.
Cómo funcionan las emociones
Los seres humanos tenemos una especie de casa de máquinas en el cerebro llamada la amígdala cerebral, que forma parte de la estructura más antigua de este órgano. Esta tiene la particularidad de recibir la información de los sentidos para convertirla, con múltiples conexiones y teniendo en cuenta aspectos como la evolución, la crianza, la cultura, la genética y las experiencias, en percepciones. Dichas percepciones, que inicialmente surgen a modo de defensa, generan reacciones a todo nivel y es lo que se conoce como emociones.
Con la evolución, los humanos transformaron esas reacciones primitivas en respuestas con identidad marcadas por cada individuo. Por ejemplo, el temor, que pudo ser un mecanismo de defensa, se puede deslizar hacia el odio, que es un rechazo construido por la corteza superior del cerebro a partir de información personal.

Carlos F. Fernández, asesor médico, asegura en ese sentido que las emociones pueden ser muchas más que las 27 descritas en el estudio, porque una persona puede responder con amor y con odio al mismo estímulo, cambiar sus estados o hacerlos pasajeros. “Las emociones son tantas como la persona necesita para sobrevivir”, concluye.
Cómo regular las emociones
Las emociones, como se dijo, surgen de factores biológicos, psicológicos y sociales, de la estructura de la personalidad y de las normas culturales de cada individuo. Son, en esencia, una manifestación de la vida de cada persona; por eso, hay quienes son más sensibles a ellas, explica Danelia Cardona, colombiana miembro del Colegio Real de Psiquiatras de Inglaterra. Las personas más sensibles son, por ende, más susceptibles a tener problemas para regular sus emociones, lo que se traduce en reacciones primarias, dificultad para reflexionar y tener una emocionalidad más alta de lo común. Es decir, responder de forma no propiamente sana a ciertos estímulos. Para ellas, la especialista recomienda una intervención enfocada en procesos de pensamiento que permita reflexionar si determinada reacción es meritoria del estímulo que la causa.
Un consejo simple es hacer una pausa y pensar si la manera como se reacciona está siendo constructiva. “Esto no quiere decir que no se deban expresar las emociones, sino que hay que medirlas para que no hagan daño y más bien sirvan para conocernos a nosotros mismos”, apunta.


[1] Ronny Suárez 22/05/2018