Este tipo de conocimiento, orientado hacia el servicio, preparará a los trabajadores para moverse a través de negocios variados, permitiéndoles desarrollar diferentes tareas en un ambiente laboral cambiante. Los trabajadores poseerán un portafolio de conocimientos el cual podrá adaptar rápidamente a nuevos tipos de trabajo, serán capaces de conducir investigación, tomar decisiones complejas rápidamente, estar preparados para la innovación, identificar y aprovechar las oportunidades, encontrar soluciones no convencionales y ser tolerantes al fracaso y al riesgo. Los investigadores han encontrado que la demanda por trabajadores con educación superior se ha incrementado rápidamente durante las dos 3 últimas décadas alrededor del mundo. Las proyecciones indican que en la próxima década el 80% de los graduados de secundaria intentarán entrar a la educación superior. Sin embargo, es interesante notar que alrededor del 70% de los que entran a la educación superior necesitan cursos remediales. Esto puede ser un indicador de la brecha entre la escuela secundaria y las expectativas académicas de la universidad actual. Esta situación necesita ser analizada con más detalle a la luz de la definición y alineación de estándares académicos en ambos niveles, la educación superior y la educación secundaria. El conocimiento en sí mismo no es suficiente para asegurar un trabajo grato y bien remunerado. Los trabajadores necesitan expandir el contexto en el cual dicho conocimiento es aplicado. Este contexto incluye el desarrollo de habilidades en pensamiento crítico, pensamiento analítico, solución de problemas, destrezas para la investigación, estar alerta a los desarrollos tecnológicos y tolerancia al fracaso y al riesgo. Aquellos trabajadores con conocimiento de calidad y habilidades para aplicarlo en el contexto apropiado tendrán mayor capacidad para adaptarse a situaciones nuevas, aprender destrezas nuevas rápidamente, moverse a través de trabajos no convencionales y a descubrir nuevos métodos para resolver problemas complejos. Además, debido a la rápida generación de nuevos conocimientos y al constante cambio de contextos, los trabajadores necesitan convertirse en educandos a lo largo de la vida. En resumen, el conocimiento integrador, el cual incluye contenido de calidad y un extenso y apropiado contexto, es la clase de conocimiento que el trabajador del nuevo milenio necesita en nuestra sociedad global actual. Las instituciones de educación superior han sido tradicionalmente las proveedoras del conocimiento. Sin embargo, las demandas del mercado se están moviendo más rápidamente que las respuestas de las universidades a la renovación curricular. Las universidades no solamente necesitan adaptar su currículo al nuevo conocimiento sino que también deben incluir el tema 4 del contexto en sus planes de estudio. Por ejemplo, en la nueva era, los estudiantes universitarios aprenderán a conducir investigación, a procesar y sistematizar la información y el contenido disperso en el Internet.
Esta información necesita, entonces, ser transformada en conocimiento integrador adaptándola al respectivo contexto para así ser asimilada, utilizada y aplicada efectivamente a la sociedad. En consecuencia, las instituciones de educación superior necesitan estar al día con las tendencias globales impartiendo contenidos de calidad y expandiendo el contexto de sus estudiantes. Cambios drásticos, en relación a mejoras curriculares en las instituciones de educación superior, son necesarios especialmente en los países en vías de desarrollo. Algunas universidades de la región ya están empezando a crear nuevas disciplinas académicas asociadas a estudios de carácter global. Estos cursos y seminarios incluyen temas interdisciplinarios tales como el impacto local de asuntos globales, destrezas en lenguas extranjeras, diversidad, equidad e inclusión, asuntos interculturales, ciudadanía global, responsabilidad cívica y social, servicio social educativo y de campo, asuntos ambientales y derechos humanos. Los países en vías de desarrollo tienen una desventaja adicional comparada con los países industrializados en relación con el manejo de la globalización. En América Latina, por ejemplo, el fenómeno de la economía informal está creciendo rápidamente. Hay por lo menos dos razones de carácter local. Primero, los obstáculos y las regulaciones onerosas que impiden la creación de nuevos negocios. Segundo, las personas interesadas en abrir sus pequeños negocios no poseen el conocimiento adecuado o el entrenamiento en comercio o economía básica. Se puede conjeturar, entonces, que la economía informal en América Latina está poblada por emprendedores y empresarios frustrados. Es aquí donde las universidades de la región deben satisfacer esta segunda necesidad impartiendo conocimiento de calidad aunado al respectivo contexto en la formación de 5 los futuros emprendedores y empresarios. Además, los gobiernos locales deben adecuar sus políticas económicas a la nueva era para así satisfacer la primera necesidad mencionada. Es decir, flexibilizar y promover la creación de la pequeña y mediana empresa.
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